jueves, 14 de julio de 2011

El sueño que viene cada madrugada

En las ruedas que giran raudamente, como gira, en las madrugadas, tu vertiginosa alma;
bajo ellas se aplasta y hunde, constante, lo que llamo en mí piedra y tú corazón.

Las aves que aún duermen
escondidas en los árboles frondosos
de los parques
y tal vez sueñan sus gravitantes quimeras
como sueño yo
este vértigo sentimiento
esta pesadilla,
de no ser más de ti
aunque el panorama está escrito con el pincel de tus cabellos que se lanzan al suicido, cada vez que escribes tus historias.

Y ese panorama tiene el olor a tu mineral
del que he vivido
como un peón
y me dejé atar con tus enramados,
quedando más herido por tus púas
que son tus besos, tu andar, tu sonrisa.

Si una ave me entendiera, moriría en pleno vuelo.