domingo, 27 de marzo de 2011

Prólogo del libro "El secreto de tu nombre"

Lunes 1:30 a.m. 
Dejo el prólogo del libro.
A todos, un gran saludo.

Desde los escritores de fuera hasta los que oxigenan en nuestros tiempos y nuestra tierra hay algo que coinciden -tal vez porque siguen discursos o porque la sinceridad es mucho más fuerte que la vanidad- al mencionar que existe un sufrimiento en el momento de crear un cuento y una gran satisfacción al terminarlo. Uno porque dejan parte de sí, que, en cada palabra, cada oración y cada párrafo hay algo que lo va desmembrando y el texto empiece a tomar personalidad, al  del creador, como el personaje al que Poe decidió postergar su nombre y sencillamente la selló con Ella, en El Retrato Oval. Y como el arte es celoso, que así aluden muchos, es de buen sensato no dejarlo ni respirar, mas exprimirlo porque su néctar es interminable y exquisito. 

Ezra Pound, poeta y crítico estadounidense, escribe: "Concededme una pequeña cigarrería o dadme un oficio cualquiera / Que no sea este maldito oficio de escribir / en que hay que exprimirse el cerebro". Lo que trata de hacer, de repente, es que tendenciosamente se cree un icono en el escritor. Si es así, por qué el hombre vuelve a un oficio que en estas fechas el papel está pasando al archivo de la historia mental, al recuerdo, y el futuro del escritor es cada vez más incierto… por qué vuelve; donde éste oficio tiene mucho egoísmo, ya que en el momento de aceptar ser escritor uno debe tener la idea clara, que un día alguien que ama necesite de su ayuda y no pueda brindarle, porque éste trabajo corta todos los brazos, no únicamente espirituales sino también económicos, en muchos casos. Como escribe Márquez, en Vivir Para Contarla, cuando su madre hablaba con su vecino de Aracataca, el doctor Alfredo Barboza, y él contesta sobre el oficio de escribir: “Es algo que se trae dentro desde que se nace y contrariarla es lo peor para la salud —dijo él. Y remató con una encantadora sonrisa de masón irredimible—: Así sea la vocación de cura.” Pero cómo saber que uno tiene esta vocación y, también, cómo saber si no la tiene y, sencillamente, que por mero capricho de seguir un icono uno se arriesga entregándolo todo para luego terminar rompiendo con cinceles su quimera. Sólo las páginas de los libros tienen vuelta, la de la vida, no.

Sólo las páginas de los libros tienen vuelta, la de la vida, no; ésta misma frase que escribió Saramago el 20 de setiembre del 2008, nos explica que cada acción nuestra tiene que ser medida y estudiada, también nos encadena a una infinidad de recuerdos donde  vamos cayendo y reciclamos cuando aceptamos que el presente nos postergó.  Y que los libros están sellados de muchos presentes y el lector puede recorrer la cantidad de veces que desee, como el pause, retroceso y play de una película. Este libro, “El secreto de tu nombre”, son recuerdos reciclados, pausados de una época juvenil; unidos con la ficción literaria; en la que, al recorrer sus letras, al darle play,  sus personajes toman vida para perderse en historias donde encontramos sentimientos tal vez postergados o presentes, como el amor puro que marca toda nuestra existencia.

La Dra. Anabel Sáiz Ripoll, escribe un ensayo sobre la literatura juvenil en la que enfatiza el trabajo de algunos escritores que se preocupan por los jóvenes de la etapa adolecente, es tal vez decir que éste trabajo, como pocos en nuestra ciudad, está direccionado a un público y que el escritor “Nilo Bécquer” es consciente de ello. Aparte de dejar experiencias conoce bien hacia dónde va su trabajo. Sólo las páginas de los libros tienen vuelta, la de la vida, no. Y en estas páginas está una etapa y una vida.

sábado, 26 de marzo de 2011

Cuando te vayas marchando...

Cuando te vayas marchando
y de repente
la piedra
que es este corazón
tiemble.
Será acaso
que mi rostro
escriba
historias parecidas
a la muerte.

Cuando las tardes
enseñan su ferfil,
para ver la lluvia;
te quejas a ellas
de mi escueta sombra
de mi ala rota
de mi Ave María purisísima.


No entiendes quizá
que en mi gemela pupila
está
el verde sentimiento,
la incesante antorcha
que hace cantar
al adiós que se viene
por mi muerte próxima.

martes, 22 de marzo de 2011

CUANDO EL ARTE ES LLEVADO AL EXTREMO


En la Revista Literaria Azul Arte, hay un artículo titulado: Cuando el arte es llevado al extremo. Escrito por Miguel Ángel Ceballos. Éste artista(, que para muchos no lo es,) cogió un perro cualquiera y ató para luego exhibirlo cómo moría de inanición; es decir, lo mató de hambre.
Instalando un punto neutro pondremos las piezas en la mesa:
Escribe Miguel Ceballo: Exhibir a un perro hambriento o comerse a un feto puede sonar cruel, pero el mundo lo es aún más. Argumentan creadores que llevan sus obras al límite con el fin de sacudir la conciencia de una sociedad que oscila entre la conmiseración y la hipocresía.
Nuestra historia nos muestra que se aprende de los grandes golpes. El problema es que éstos golpes no llegan a los que debieran y dañamos, lastimados y sojuzgamos a los más indefensos. Se desea creer en una sociedad preparada, pero la coerción y coacción estatal e institucional nos muestra lo contrario. Es una pena que un ser humano busque formas de éxito y actúe como tal, pero el daño está hecho y los resultados muestran: el hombre llegó a ser famoso, la sociedad sigue como está y tenemos un animal muerto de una forma inhumana –lo curioso es que nosotros juzgamos determinadas acciones de humano o inhumano- .
Sobre la oscilación de conmiseración e hipocresía hay mucha verdad. Pero esta verdad está llevada por muy debajo de una exacta institucionalidad. Si el hombre no aprende a ser como debiera (según determinadas normas gubernamentales de ciudadanía que son diferentes en cada país), entonces se le enseñará con violencia a que lo sea, es decir, los encerraremos en las cárceles, los desaparecemos, los tomamos de locos o sencillamente los matamos, como se le hizo al perro.
El hecho de matar a un perro con hambre no rompe estructuras, pero si remece conciencias. Coger unas vacas, que simbolizarían nuestros burócratas, y darle latigazos hasta que mueran, sería para nuestra hipócrita ciudad un hecho atroz. Más aún si cogemos a un artista, atamos en una columna de algún centro cultural hasta matarlo de hambre en muestra de que las instituciones y población están matando de hambre a nuestros verdaderos artistas ayacuchanos. Este hecho sería llevado hasta los tribunales.

Fuente:

viernes, 18 de marzo de 2011

Los 100 años de Arguedas sigue llegando a Ayacucho




Viernes, 11.20 p.m.

No sé, estoy confundido y disgustado con todo este movimiento Arguedas.
Hoy día, viernes, se realizó en el Centro Cultural de la Universidad un evento titulado: “Arguedas y Ayacucho”. Un conversatorio, mejor dicho, un pequeño convencimiento de que Arguedas amaba nuestra ciudad. Respondo a dicho evento que Arguedas amó, con una misma novela que él tituló, a TODAS LAS SANGRES. ¿Acaso éste evento es un caramelo?, con el fin de aceptar un buen funcionamiento de esa institución.
Me disgusta que con éstos cien años del nacimiento de Arguedas las instituciones(,por qué no decirlo: burocráticas), tengan que golpearse el pecho y decir que la sierra también existe. Que la gente del campo también existe. Acaso esperaremos 200 años del nacimiento de Ciro Alegría para nuevamente volver el rostro sonriente y ver a la sierra y selva. Se tiene que esperar 100 años del nacimiento de Manuel Scorza y por fin ver éstos hechos desde un lado político. Todo esto por un año, promocionando y difundiendo para luego poner en ARCHÍVESE.
Qué sucede, se intentó poner, excusándose como un hecho moral, el nombre de este año en homenaje hacia Arguedas, para que la gente, nuestro todas las sangres, sigan como están y las oportunistas instituciones estén golpeándose el pecho cada vez que lleguen centenarios.
Arguedas si quiso a nuestra ciudad es porque no pensó en ella, sino que en ella y de ella viven y vivimos, es decir, significamos y fueron, la gente que él tanto hablaba y defendía con su trabajo.

jueves, 17 de marzo de 2011

Los Golondrinos

El éxodo empieza en busca de horizontes; una pequeña Ley de pueblo y un proverbio chino, menciona: “Ámame cuando menos lo merezca, porque es cuando más lo necesito”. He allí una mezcla entre esperanza y sentimiento.
Las personas que emigraron en algún momento de su vida, su éxodo propio, encontraron en nuestra ciudad lo que ojos buscavidas, Principales Guacamayos, como en el Popol Vuh, jamás vieron y enorgullecían de su mediocridad entre el vasto bosque vacío de creación. Mientras se alimentaban y alimentan diariamente, sin razón ni sentido, del árbol Byrsonia, que es nuestro Ayacucho.
Vinieron algunos golondrinos, no sé si con alguna intención o hayan sido regidos por el viento, para descansar su viaje y anclar garras en nuestra ciudad, convivir entre nosotros, comer nuestra comida, enmarañarse entre nuestra gente hasta amar nuestra tierra, compartir nuestro sueño, hacerlos suyos hasta soñar con ellos.
Me refiero a cuatro personas: Josué Araujo Hinostroza, Ricardo Ríos Arias, Efraín Rojas, Cayo Medina. Cuatro poetas que si bien no revolucionaron desde sus cimientos a la poesía ayacuchana, dieron con su trabajo un pequeño giro sobre la visión en la poesía. Tal vez, pecando en adulación, sea una piedra angular para entender qué es poesía. Sea el inicio de una nueva corriente generacional, serán los proyectiles que golpeen las quijadas de los Guacamayos, quienes por mero egoísmo enseñan la espalda a toda corriente nueva.
Desde éste lado quiero agradecer su trabajo.

martes, 15 de marzo de 2011

Cortometraje en Ayacucho.

Me emocioné al ver el video, hace unos días, en casa de Emilio. Aún no se ha marchado la catarsis y otredad por la que estoy sufriendo estos meses para no poder mostrar mi impresión entusiasta por el trabajo que está generándose. Entre ellos están dos personas: Piero y Carlos Vilca, dos amigos y cómplices.
El guión está escrito por uno de los mejores en narrativa -desde mi punto de vista-, entre los jóvenes que es Vilca;  Piero, conocedor de teatro y el séquito de la poesía, está en producción.
Un post abajo mencioné sobre la separación y como nuestro grupo también lo está, ahora distintas aguas transitan bajo nuestros puentes. Una de éstas me llegó y comparto la emoción a ustedes:


PD: Piero, Vilca y a todo el grupo... Felicidades!!

No entiendo sobre poesía.

Hasta ahora me hago la interrogante: “Si realmente el sentido de la poesía es encontrar una personalidad en el lenguaje, pertenecer a una corriente, innovar un estilo… o sencillamente guiar y describir al hombre”.

Lo que debemos tener en cuenta es que no se puede esperar que una sociedad descomprometida ―como lo es la sociedad de nuestro tiempo― fabrique, por decirlo así, una literatura comprometida […] Una literatura de compromiso se está volviendo cada vez más necesaria; y aunque no se trate de un compromiso político, es importante que sí tenga un compromiso ético.
Saramago


lunes, 14 de marzo de 2011

El cigarrillo quemó mi dedo.

Una pareja en un parque:
El joven muestra su dolor con lágrimas buscando los ojos de su indiferente muchacha, quien con la quijada elevada ve la lluvia que empieza a caer bajo diminutas gotas. Éste encuentro es común y trivial, que una pareja termine su extinto amor en un parque; pero también tiene un sabor abrumador, bajo la mirada de transeúntes curiosos, quienes se ganan el espectáculo en silencio y siendo cómplices anónimos.
La indiferencia de la mujer cala la misma atmósfera.
Toda despedida pronostica futuros encuentros; pero hay un miedo por no saber qué viene o quiénes vienen y viendo sus rostros entendí mucha inexperiencia.
Los jóvenes quedaron atrás. Caminar con los ojos vendados, es una ley que los transeúntes cumplimos. Cada mañana todos nos posicionamos en la sombra de alguien, de ahí llegamos a no significar siquiera una mínima de lo que significamos. Las mismas evocaciones que, tal vez,  en un inicio nos causaron sobresaltos como una descarga irán a convertirse en un recuerdo vago, pasajero y obsoleto.  
En este transcurso, pasa lo que se puede mencionar con una metáfora: “El correr de aguas bajo el puente”. Transcurrirá mucha o poca, como el tiempo, dependiendo del cauce de vida que tomaremos o tenemos. Para cuando al encontrase apenas tengan rastro de luz en los ojos de lo que fueron.

sábado, 12 de marzo de 2011

Caín.


Sábado, 12 de marzo.
Deseo finalizar ésta noche con el recuerdo del año 2006, donde se consolidó la SOCIEDAD DE LOS POETAS AUSENTES, si mi mente no me juega mal era un 12 de marzo; en un recital realizado en el Centro Cultural San Cristóbal. Pero recordar las fechas no viene ahora al caso, el hecho está en recordar al promotor de nuestro ahora disuelto grupo, Carlos Oriundo Infante, Caín.
Me arrastró escribir de él porque encontré entre mis libros un poemario sencillo que escribió el año 2007; su ausencia, como de otros importantes de nuestro grupo muestra la consecuencia del tiempo pasado, las circunstancias personales que nos separó, dentro de la ciudad o por distintas partes del país. Caín se ha ido, tal vez regrese pronto; lo único que tengo de él, aparte del recuerdo y su poemario es nada y es esa nada no sólo quedo aquí, sino, también en nuestra ciudad, como los recitales que los asistentes ya olvidaron o las borracheras en los parques, que también –sin ser dramáticos-, los parques, si tuvieras vida, nos han borrado de su atmósfera.
Con la Ausencia de Caín la Sociedad de poetas también queda en nada. No me abruma; aún con la conciencia de que no dimos lo suficiente para nuestra egoísta ciudad. Espero que desde donde estén, cada uno, sepa que la luz no ha muerto; mientras seguimos respirando o haya otro grupo de jóvenes con un promotor como fue Caín, y un poquito de disciplina se puede hacer mucho.
Ésta noche brindaré en nombre  de todos los que fuimos y somos. 

 Caín, Salud!